viernes, 5 de febrero de 2010

Cena en la Bal d´onsera


Después de recuperarnos de los excesos navideños, comenzamos las visitas gastronómicas de rigor.
Empezamos por el Restaurante Bal d´onsera.
Reconozco que ser el unico en Zaragoza que ostenta una estrella Michelín ha influido para ser la primera visita gastronómica de importancia de éste año.
El ansia por probar la mayor cantidad de platos posibles nos hizo decantarnos por el menú degustación que aunque intuíamos no sería muy contundente no nos importó por tratarse de una cena … y no nos equivocamos. Las raciones un poco justas, aunque tratándose de una degustación es lo normal. No te quedas con hambre pero si con ganas de comer algo más. Una cosa tan sencilla como ofrecer alguna fruslería, bombón o lamin con el café hubiera redondeado el menú.
El Local está situado en una céntrica aunque poco conocida calle del centro de Zaragoza (Blasón Aragonés) muy bien acondicionado para su función ya que casi nada te distrae de la comida, ni la decoración ni la música ni el servicio, que es atento y amable sin agobiar. El blanco es el color que predomina tan solo roto en tres momento por unos palos de bambú pintados en un rincón de la sala, un cuadro con el mismo motivo y una ventana a la cocina La cocina integrada en el comedor de una nota distendida a la sala pero para mi gusto molesta al comensal no por olores ni ruidos pero sí porque es inevitable el mirar a los cocineros e intentar adivinar que están cocinando (por lo menos para algunos)
El menú de degustación es una selección de la carta y siempre al gusto del Chef así que puede variar según el día y la mesa a servir. Tan solo te preguntan antes de empezar si hay algo que no es del agrado de algún comensal, para adaptar el menú al gusto de todos. Me gustaron las guarniciones con verduras y las salsas que no enmascaran el sabor del plato, en nuestro caso a las carnes le faltaba temperatura aunque el punto estaba muy bien logrado. El pescado para mi gusto demasiado hecho para el resto de la mesa estaba en su punto, así que supongo que mi ración saldría más pasada o que a mí me gusta el pescado poco hecho.
Los postres muy sutiles y adecuados para el menú.
El vino fue recomendado por la jefa de sala y no era precisamente de los más caros.
La carta está muy bien estructurada, lo que facilita la elección de los platos.
El precio del menú de degustación es bastante contenido, 63 Euros sin vino y sin IVA. Incluye pan, agua y café.

Os lo recomiendo por su cocina, por sus responsables y porque por fin contamos con una estrella en Zaragoza sin duda merecida.

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