Seguramente el origen de éste económico postre sea la necesidad de aprovechar las tortas que sobraban de las fiestas de nuestros pueblos, por lo menos en mi pueblo Leciñena, se elaboraba con los bollos que ya estaban un poco secos tras las fiestas de Septiembre. Sin duda la sabiduría popular ha proporcionado excelentes platos para nuestro deleite y éste postre es una muestra de ello. Yo he variado los elementos que integran este postre por lo que pido disculpas a quien se pueda sentir molesto por el “sacrilegio” pero en mi defensa alego que la cocina es evolución permanente y que nada es inamovible. Espero que os guste.
4 huevos gordos
¾ de litro de leche entera
10 cucharadas soperas de azúcar.
Procedimiento:
Batir las claras a punto de nieve. Reservar las yemas.
Añadir a las claras cuatro cucharadas de azúcar y volver a batir hasta integrarlas en las claras
Si este postre lo tomáis con un poco de mistela fría o de vino rancio dulce ya no lo supera nadie.
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